Sorprendente comparación. Comenzó diciendo
que la gente hace su vida normal de cada día, limpia su casa, prepara la comida, los niños
al cole, los problemas laborales, la visita al familiar enfermo, el pago de la
luz y del agua, el gasto de los móviles,…
Un día decides ir
al cine. Traspasas
la puerta y entras en otro mundo, de ficción, de buenos y malos, de luchas e
intrigas entre los personajes, de historias más o menos parecidas a la realidad
pero nunca reales. Para aislarte aún más has de apagar el móvil dentro de la
sala. Pasadas dos horas, vuelves a pisar la calle, a cruzarte con la gente de
carne y hueso. Vuelves a la vida real y, tal vez, después de unas semanas ni
recuerdes el título de aquella película. Todo quedó en un rato de entretenimiento,
para recordar y comentar, o simplemente para olvidar.
Si un día decides
entrar en un Pleno municipal, puede que sientas algo parecido que en el cine. Es otro mundo de
ficción, de peleas políticas, de insultos y desprecios, de problemáticas más o
menos relacionadas con la realidad pero distantes de las necesidades prioritarias
de la población. En nombre del pueblo mantienen un constante duelo de intereses
partidistas, que se va encarnizando conforme se aproximan las siguientes
elecciones. Ahora también utilizan los medios de comunicación como extensión de
los plenos. Cuando sales de aquel Salón, vuelves a la calle, hablas como habla tu
gente, saludas amistosamente a vecinos y vecinas, te ríes y compartes
preocupaciones. Y, tal vez, los comentarios sobre el Pleno, si los haces, sean
decepcionantes.
Dijo que es un virus generalizado en el mundo
de la política, a todos los niveles. Una
cosa es la vida real de la gente y otra la vida según los políticos y los dirigentes.
Encerrados en su burbuja politiquera,
allí definen y seleccionan los temas que les importan, y poco a poco se van
distanciando de la realidad de la población, aunque digan lo contrario. Llaman
democracia a lo que es una ‘partitocracia’, deciden al margen del pueblo y sus
intereses partidistas priman sobre las necesidades de la población. Permanecen
en constante campaña electoral con un solo objetivo: amparar y justificar
solamente lo de su partido o grupo y atacar a los demás. Para colorear su
actitud convierten sus intereses
partidistas en fines beneficiosos para la población.
Asómense, si quieren, a nuestra Corporación Municipal. La misión del Grupo Andalucista (antes PA
y ahora oficiosamente AxSí) es la de rechazar
sistemáticamente cualquier propuesta o proyecto del Equipo de Gobierno. Todo lo
del gobierno municipal les parece mal, hasta los andares. Cuando ellos
gobernaron en la anterior legislatura sucedió exactamente lo mismo, sufrieron
el constante rechazo de la oposición. Eso sí, es el grupo que mejor practica el
cinismo.
Los modales del PSOE son más suaves. Estos sólo consideran bueno lo que viene de su
grupo socialista, sea de la Junta de Andalucía o de la presidenta de la
Diputación. Necesitan, como el agua, sentirse importantes y ser considerados
públicamente. Lo peor es que les toca navegar continuamente entre
contradicciones.
IU no sabe no contesta, o sabe pero
no contesta, o contesta pero no sabe. Viven en su nube asamblearia, afilando su
lápiz izquierdista para intervenir de la manera más original o, al menos, no aparecer
como cómplices.
Y el Equipo
de Gobierno dando tumbos y sudando
la gota gorda. Sin ser políticos, ni querer vivir de la política, les toca
ejercerla. Todo cuesta horrores. Desde la calle y la megafonía no se imaginaban
la tremenda maraña escondida en el interior del Ayuntamiento: Burocracia,
deudas, grupos de presión, juegos de intereses, clientelismos, empresas en
quiebra, condicionamientos legales…
¿Y la gente…? Viviendo fuera del edificio de
ayuntamiento, fuera del salón de plenos, fuera de las comisiones, fuera de los
periódicos,… la gente vive en la calle, en otra parte. Allí ríe, pena, lucha, se
divierte y se las apaña como puede para salir adelante.
Terminó diciendo: ¿Se imaginan ustedes que,
en cualquier municipio como el de Puerto Real, sus 21 concejales guardasen sus
chapas partidistas en los bolsillos e hicieran
piña en torno a un único menú de necesidades y prioridades del municipio,
teniendo en cuenta las posibilidades y limitaciones del Ayuntamiento
(económicas, legales, procesales, etc.), buscando
y valorando entre todos las medidas y soluciones más viables, sin insultos y
desprecios, colaborando juntos para el mejor servicio a la población, que
es la misión para lo que fueron
elegidos? ¿No creen que, incluso, la ciudadanía se sentiría más animada a colaborar y a participar?
Alguien respondió: No, no me lo imagino.