PÁGINA INFORMATIVA

viernes, 14 de septiembre de 2018

Carta de ciudadanía


El espectáculo es constante, porque constante y permanente es también la pugna electoral, cada día más ‘jartible’, que mantienen los partidos políticos en España. Ellos se consideran el centro de atención y de interés de toda la sociedad: Sus fotos públicas, sus discursos de Perogrullo, sus currículos y másteres, sus mamarrachadas y presunciones, sus ‘dimes y diretes’ sobre las Aletas y sobre Navantia…  ¡Qué gran error!
Dan ganas de mostrarles nuestra carta de ciudadanía. En ella constan los derechos y deberes que tenemos para relacionarnos socialmente. Y dice que ‘no todo vale’.
....-Habla de participar en política, pero no de tener que aguantar las chorradas de los políticos ni sus broncas partidarias en la lucha por el poder. Actualmente, en todos los Medios, incluso en las Cortes, los temas centrales son los juegos politiqueros y las acusaciones entre partidos, pero no las políticas sociales y las respuestas a los problemas ciudadanos. Políticos vividores que sólo miran su ombligo y su bolsillo, y a eso le llaman cínicamente ‘velar por el bien común’.
....-Habla de democracia, de justicia e igualdad, de principios y valores, pero no habla de aceptar como democracia lo que son puras tiranías o tapaderas de corrupción de nuestros dirigentes. ¿Pueden llamarse demócratas unos gobernantes que discuten sobre cómo dejar ahogarse a miles de inmigrantes en su travesía? ¿O por qué no podemos debatir sobre la Monarquía, que tantos millones nos cuesta mantener, y que en la mayoría de países ni existe ni la ven necesaria para su caminar social?
....-Habla de respeto a todas las ideologías, culturas y religiones, sin discriminaciones, pero nada dice de que, por ‘falso respeto’, tengamos que callarnos y resignarnos ante tantos casos de curas católicos pederastas y la propia institución eclesiástica manteniendo el secretismo sobre esos crímenes y a la vez abandonando a sus víctimas. ¿O por qué tenemos que seguir respetando tradiciones culturales trasnochadas, algunas de ellas indignantes, porque interesan a los caciques de turno? ¿O por qué se coarta la libertad de expresión en cuanto se sienten ofendidas las autoridades e Instituciones más reaccionarias?
....-Habla de respeto a todas las personas, iguales en dignidad, pero no de utilizar a las mujeres como objetos de diversión o de servicio para los hombres, y que se les someta, esclavice, torture y hasta mate de manera natural y generalizada. ¿Cómo se explica que tantos hombres, de todos los estratos sociales, aún se molesten con sólo sacar el tema del machismo y del patriarcado? Basta con escuchar las reacciones y comentarios sobre la prostitución, sobre los concursos de belleza, sobre el lenguaje sexista, sobre el aborto, sobre el servicio doméstico, sobre la igualdad de género, sobre los vientres de alquiler,…

En resumidas cuentas, nuestra carta de ciudadanía dice lo que dice y no lo que los políticos pretenden que diga. Bien podríamos utilizarla como espejo, para que nuestros ‘representantes’ se miren en ella cada vez que intervienen en los Plenos Municipales, o hacen ruedas de prensa, o aparecen en cualquier acto público…
Por cierto, dicen que es más fácil sanear la costra de una herida que la costra de un político.