El espectáculo es
constante, porque constante y permanente
es también la pugna electoral, cada día más ‘jartible’, que mantienen los
partidos políticos en España. Ellos se consideran el centro de atención y de
interés de toda la sociedad: Sus fotos públicas, sus discursos de Perogrullo,
sus currículos y másteres, sus mamarrachadas y presunciones, sus ‘dimes y
diretes’ sobre las Aletas y sobre Navantia… ¡Qué gran error!
Dan ganas de mostrarles
nuestra carta de ciudadanía. En ella constan los derechos y deberes que tenemos
para relacionarnos socialmente. Y dice que ‘no todo vale’.
....-Habla de participar en
política, pero no de tener que aguantar las chorradas de los políticos ni sus broncas partidarias en la lucha por el poder. Actualmente, en todos los Medios,
incluso en las Cortes, los temas centrales son los juegos politiqueros y las acusaciones
entre partidos, pero no las políticas sociales y las respuestas a los problemas
ciudadanos. Políticos vividores que sólo miran su ombligo y su bolsillo, y a
eso le llaman cínicamente ‘velar por el bien común’.
....-Habla de democracia, de
justicia e igualdad, de principios y valores, pero no habla de aceptar como
democracia lo que son puras tiranías o tapaderas de corrupción de nuestros
dirigentes. ¿Pueden llamarse demócratas unos gobernantes que discuten sobre cómo
dejar ahogarse a miles de inmigrantes en su travesía? ¿O por qué no podemos debatir
sobre la Monarquía, que tantos millones nos cuesta mantener, y que en la mayoría
de países ni existe ni la ven necesaria para su caminar social?
....-Habla de respeto a todas las
ideologías, culturas y religiones, sin discriminaciones, pero nada dice de que,
por ‘falso respeto’, tengamos que callarnos y resignarnos ante tantos casos de curas
católicos pederastas y la propia institución eclesiástica manteniendo el
secretismo sobre esos crímenes y a la vez abandonando a sus víctimas. ¿O por
qué tenemos que seguir respetando tradiciones culturales trasnochadas, algunas
de ellas indignantes, porque interesan a los caciques de turno? ¿O por qué se
coarta la libertad de expresión en cuanto se sienten ofendidas las autoridades
e Instituciones más reaccionarias?
....-Habla de respeto a todas las
personas, iguales en dignidad, pero no de utilizar a las mujeres como
objetos de diversión o de servicio para los hombres, y que se les someta,
esclavice, torture y hasta mate de manera natural y generalizada. ¿Cómo se
explica que tantos hombres, de todos los estratos sociales, aún se molesten con
sólo sacar el tema del machismo y del patriarcado? Basta con escuchar las
reacciones y comentarios sobre la prostitución, sobre los concursos de belleza,
sobre el lenguaje sexista, sobre el aborto, sobre el servicio doméstico, sobre
la igualdad de género, sobre los vientres de alquiler,…
En resumidas cuentas, nuestra
carta de ciudadanía dice lo que dice y no lo que los políticos pretenden que
diga. Bien podríamos utilizarla como espejo, para que nuestros ‘representantes’
se miren en ella cada vez que intervienen en los Plenos Municipales, o hacen
ruedas de prensa, o aparecen en cualquier acto público…
Por cierto, dicen que es más fácil sanear la
costra de una herida que la costra de un político.
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