PÁGINA INFORMATIVA

domingo, 21 de octubre de 2018

¿Quién es un político?

Crece el olor a elecciones y, por ende, abundan las impertinencias y sandeces politiqueras que la población ha de soportar. Pero qué es o quién es un político.
Valga de referencia la larga entrevista que Puerto Real HOY le hizo al ex alcalde  J. Antonio Barroso, de paso por estas tierras. 
Al preguntarle sobre el alcalde actual, el Sr. Barroso dijo:
    “A mí me da la impresión de que el señor Romero el principal problema que tiene es que no es un político. Será cualquier otra cosa pero un político desde luego no, un político de raza… Será otra cosa, una buena persona, un buen padre de familia, un buen miembro de ONG tal o cual, pero desde luego un político no es. Lo que se tiene que preguntar el señor Romero es ¿yo qué hago aquí?”
Barroso sí que se consideraba a sí mismo un político de raza, dice que ‘la política era su vida’, y en otro momento hace una especie de listado de cualidades del político: Que posea capacidades intelectuales, políticas, ideológicas, de esfuerzo, de trabajo, de dedicación, de inventiva. Así es un político o un buen alcalde para Barroso. De hecho termina su entrevista diciendo:
    “Este pueblo se merece votar a la persona que sea capaz de llenar de entusiasmo de nuevo la política de nuestro pueblo. Una persona que sea capaz de garantizarnos que se va a converger con las Administraciones públicas superiores y se va a buscar con ellas las soluciones y demandas que este pueblo necesita… Y esa persona, si tiene el entusiasmo debido, podrá ser el próximo alcalde o alcaldesa de este pueblo”.

Con todo respeto, surgen algunos INTERROGANTES y reflexiones: ¿Qué es entonces un ‘político de raza’? ¿Es cuestión de entusiasmo? Ojo, que conocemos a muchos gobernantes caciques, machistas,  embaucadores, elitistas, corruptos y racistas que son muy entusiastas. ¿O más bien un alcalde debe tener, sobre todo, sentido de responsabilidad, talante democrático y ejercicio y administración transparentes?
¿De veras la clave de un buen alcalde es saber converger con las Administraciones superiores? ¿Aunque estén a la gresca entre ellas y condicionadas exclusivamente por intereses partidistas? Ejemplo reciente es el proyecto de las Aletas: Varias organizaciones, técnicos, organismos y el Ayuntamiento de Puerto Real convergieron tras largo y minucioso trabajo en un proyecto alternativo (LARS). Pero, por otra parte, también convergieron a escondidas el Gobierno Central y el Gobierno de la Junta y se pasaron sin ningún escrúpulo el LARS por el arco del triunfo.
¿Y con qué criterios valoraremos las capacidades de un gobernante (intelectuales, políticas, ideológicas, de esfuerzo, de inventiva, de dedicación)? ¿Está más capacitado alguien por haber sido tubero en astilleros, o gestor, o director de un coro carnavalesco, o maestra, o trabajador social…? ¿O sólo valen los criterios predeterminados por una de las partes?
¿Es peor político quien se ofrece a prestar temporalmente un servicio al pueblo desde un cargo público, que quien quiere vivir de la política buscándose en ella una salida económica?
Corren tiempos de falacias y más en campaña electoral: de argumentos que parecen válidos pero no lo son, de mentiras para engañar a la población sin que ésta se dé cuenta, de hablar en nombre de toda una población para defender lo que sólo es un proyecto personal o partidista… Y toda falacia encierra un fallo en el razonamiento que invalida un argumento formal. Con falacia el ministro Wert eliminó la filosofía de los planes de estudio, ‘porque los jóvenes debían tener conocimientos más prácticos para obtener trabajos de futuro’. ¿Acaso los jóvenes que no encuentran trabajo es que no tienen conocimientos?
En resumidas cuentas, sabiendo que no vivimos con ‘Alicia en el país de las maravillas’, qué capacidades pediríamos a la persona que pretenda ser alcalde de Puerto Real. Ustedes dirán.