Con sonrisa relajada el amigo Donta, vulnerable por su
edad, se asoma todas las tardes al balcón a la hora de los aplausos. Sus
aplausos son de agradecimiento al
personal sanitario por jugarse la vida por los demás y también de protesta porque no han contado con los
medios suficientes para protegerse.
El confinamiento le da para pensar más
en muchos acontecimientos y actitudes.
Tiene la
impresión de que el mayor estorbo y
sobrante en toda esta pandemia han sido los políticos, sus protestas caprichosas y sus broncas permanentes.
¿Recuerdan? Urgían al Gobierno un cambio de horario para los niños porque el
calor era asfixiante. Desde el día 9 de mayo se autorizó a las Comunidades
Autónomas para flexibilizar el horario, pero a fecha de hoy el gobierno andaluz
aún no lo ha modificado. Y así una arrogancia
tras otra. Ahora han convertido la
desescalada en una competición de vanidades, de orgullos heridos y de agravios,
en vez de estimular a la ciudadanía en el respeto a las medidas sanitarias.
Frunce el
ceño preocupado al ver a tantos periodistas
felices revolcándose en el fango político. U otros malgastando cientos de horas en
información deportiva sobre deportes que están inactivos.
Y le ha impresionado la otra pandemia, la
de las mentiras. “Más del 80% de la población española está
recibiendo bulos relacionados con el coronavirus. La mayoría de esa
desinformación llega a la ciudadanía a través de las redes sociales”.
Por otra
parte, pocas novedades pudieron ofrecer los Medios locales, limitados al corta y pega. Bueno, fuera de algunas salidillas de tono a las que nos tiene
acostumbrados el Secretario del PSOE y teniente alcalde Carlos Salguero. El ‘eterno acólito’, fiel ayudante y defensor de
sus jefes y su partido. Hombre de lengua larga y piel muy fina, que salta como
un resorte ante cualquier crítica, venga de la izquierda o de la derecha.
Olvida sus acusaciones de antaño (“hipócritas,
abandono del pueblo, mentirosos, faltos de transparencia…”). Ahora cuando
otros utilizan sus mismos términos, se siente ofendido y obligado a
rectificarlos inmediatamente: “vomitan
mentiras, son políticas destructivas, quieren equivocar a la ciudadanía…”. Tranquilo,
muchacho, esto suele ocurrir cuando alguien escupe para arriba…
Y ahora las prisas… De pronto lo urgente es la
apertura de los bares, las playas y el
fútbol. Los primeros edictos municipales han sido para la ampliación de
terrazas y horarios de bares y playas. Puerto Real, por ejemplo, abre sus playas 15 días antes de la fecha habitual (15 junio), sin la limpieza y acondicionamiento debidos y sin disponer de los servicios de salvamento y primeros auxilios. ¿Es tan urgente? ¿Qué pensarán sobre las urgencias las personas que han
perdido su trabajo y se ven abocadas a la precariedad…?
Más abierta
fue su sonrisa al ver en otro balcón vecino un cartel: LA SANIDAD PÚBLICA
NO SE VENDE, SE DEFIENDE. Mientras en nuestras emisoras provinciales aumenta
la publicidad de los hospitales privados
del Dr. Pascual y nuestros gobernantes de la Junta de Andalucía, con
caritas de corderos degollados, en lugar de potenciar la Sanidad Pública siguen reduciendo su presupuesto y desviando fondos al sector privado. Una Orden del SAS, fechada el 30/04/2020 indica a diversos Centros de
atención primaria que los Hospitales de
J. M. Pascual se harán cargo de las consultas externas de 15 especialidades
médicas (Digestivo, Cardiología, Medicina Interna, Neumología, Urología,
Oftalmología, etc.). Naturalmente, al ser empresas privadas que actúan según
beneficios, seleccionarán los casos de patologías “rentables” y derivarán las
patologías complejas y costosas al sector público. Y todo eso a pesar de quedar
evidenciado por la pandemia que ha sido la Sanidad Pública la que ha afrontado el problema y que la mayor parte de la sanidad privada se auto-excluyó.
Efectivamente,
el confinamiento da para mucho, dice Donta…y saluda desde el balcón.