Desde una tierra acostumbrada a recibir
personas huyendo de la guerra o de la miseria (Alrededor de 1.000 inmigrantes llegaron a la costa de Cádiz durante el
pasado agosto) nos preguntamos:
¿Cómo llamar esto?
¿Cómo lo llamaría usted…?
Los medios han tenido la gentileza de
recordar que el 26 de septiembre acabó el plazo acordado, con carácter
ineludible, por los Estados miembros de la Unión Europea para reubicar a
160.000 refugiados. Han pasado los dos años de plazo y sólo reubicaron a 28.242, un 18%
de lo comprometido. España sólo acogió a 17.337 (el 11%). Alemania ha reubicado el 30% de lo comprometido, Francia el
22%. Polonia y Hungría a ninguno.
Los medios lo han
calificado de INCUMPLIMIENTOS. ¿Cómo lo califica usted…?
Ciertamente los Gobiernos han incumplido las
decisiones del Consejo Europeo de julio de 2015. Es bueno tomar nota del valor
que tienen las palabras de estos Gobiernos. Todos han concatenado excusas para no asumir sus
responsabilidades.
"Este no es el momento de
asustarse, sino de tomar medidas. Lo más importante debería ser la dignidad
humana", dijo el presidente
de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, ese 9 de septiembre de 2015, el día en el que expuso el plan para responder a la mayor crisis humanitaria de
refugiados registrada en Europa tras la Segunda Guerra Mundial. Palabras y más palabras…
¿Se puede
considerar este comportamiento de los gobiernos europeos como DEMOCRÁTICO,
JUSTO y RESPETUOSO de los derechos humanos? ¿Cómo lo considera usted…?
Señalan
como razones del incumplimiento: La falta de medidas coercitivas contra los
Estados incumplidores, la limitación del programa a refugiados de
nacionalidades específicas, la descoordinación... Pero, oigan, es que por medio
no está sólo un Acuerdo europeo, sino el derecho
de asilo.
El
derecho de asilo está regulado por el Derecho Internacional y es una
obligación de los Estados. Recogido como derecho humano fundamental en el artículo 14 de la Declaración Universal de
los Derechos Humanos y desarrollado en la Convención de Ginebra de 1951 y su
protocolo de 1967. Reconocido en la Constitución española y regulado en su Ley
de Asilo. Incluido en la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea de
2007. Por tanto, no se trata de una simple cuestión sentimental sino de un
derecho.
No hablamos, pues, de un acuerdo amistoso
o humanitario, sino de un derecho fundamental regulado por leyes. Es decir, estamos
hablando de ILEGALIDADES. ¿O cómo lo define usted…?
Insistía el presidente de la
Comisión Europea hace dos años, aquel 9 de septiembre de 2015: "¿Hemos olvidado que, tras la
devastación de la Segunda Guerra Mundial, cerca de 60 millones de personas
fueron refugiados en Europa? Tenemos los medios para acoger a los que huyen de
la guerra, el terror y la opresión".
Sin embargo, por la puerta de atrás, están intentando
reescribir la Convención de Ginebra
para convertir a la Unión Europea en un territorio de fronteras más cerradas
que nunca, para convertir el derecho de asilo en un privilegio al alcance de
pocas personas y poder acelerar las deportaciones desde territorio europeo. Aumentan las repatriaciones y se erigen más vallas, alambradas y muros. Y se
acuerdan frenos al paso de refugiados
como con Turquía por 6.000 millones de euros.
Según varias ONG, en las
islas griegas se hacinan en condiciones precarias unos 50.000 refugiados. No hay valla, ni
muro, ni mar que contenga a quienes se ven forzados a abandonar su hogar, su
país para proteger su vida y la de sus familias. Si se les cierra una vía
buscarán otra y será cada vez más insegura, especialmente para las mujeres, las
niñas y los niños.
Sin eufemismos, es una VERGÜENZA y una
tremenda IGNOMINIA. ¿O usted qué nombre le da...?
No hay comentarios:
Publicar un comentario