Mientras tomábamos una tapa de
caracoles, nuestro amigo comentó que “vivimos en un mundo paradójico”. Y el
tema se abrió.
Al recuerdo nos vinieron
algunas paradojas. Las hay de todo tipo
y en todos los ámbitos…
Napoleón Bonaparte,
el más francés de los franceses, no
era francés. Ni era ruso José Stalin, el más ruso de los
rusos; y el más alemán de los alemanes, Adolfo Hitler, había
nacido en Austria. Margherita Sarfatti, la mujer más
amada por el antisemita Mussolini, era judía.
Los negros norteamericanos, los más oprimidos, crearon el jazz, que es la más libre de las músicas. Carlomagno, creador de la primera gran biblioteca de Europa, era analfabeto. Joshua Slocum, el primer hombre que dio la vuelta al mundo navegando en solitario, no sabía nadar. John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos. El primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias. Y fueron nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad. (1)
Los negros norteamericanos, los más oprimidos, crearon el jazz, que es la más libre de las músicas. Carlomagno, creador de la primera gran biblioteca de Europa, era analfabeto. Joshua Slocum, el primer hombre que dio la vuelta al mundo navegando en solitario, no sabía nadar. John Locke, el filósofo de la libertad, era accionista de la Royal Africa Company, que compraba y vendía esclavos. El primero de los borbones, Felipe V, estrenó su trono firmando un contrato con su primo, el rey de Francia, para que la Compagnie de Guinée vendiera negros en América. Cada monarca llevaba un 25 por ciento de las ganancias. Y fueron nombres de algunos navíos negreros: Voltaire, Rousseau, Jesús, Esperanza, Igualdad, Amistad.
Y así podríamos seguir contando
y contando. El libro de viajes de Marco
Polo, aventura de la libertad, fue escrito en la cárcel de Génova. Don Quijote
de La Mancha, otra aventura
de la libertad, también nació en la cárcel.
Paradojas en este mundo en el que hay tantos hambrientos como
gordos. Los hambrientos comen basura en los basureros; los gordos comen basura
en McDonald’s.
Y desembocamos en nuestro entorno, también rico en
paradojas.
Algunos grupos celebraron la
noche de San Juan en la playa de la Cachucha, celebraron el solsticio de
verano, una noche simbólica, de fuegos, de purificación, de limpieza interior,
pero después se marcharon dejando la playa llena de basura.
Gente ilusionada con su
perrito, que, desde bien pequeño, le enseñaron a utilizar un cartón en la terraza
para hacer sus necesidades y no manchar el salón, pero en la calle se
despreocupan si el perro deja su mierda en la playa, en un jardín, o en medio
del paseo.
Personas cuidadosas de sus
cosas, su casa, su coche, sus macetas, su parcela, se vuelven de pronto descuidadas
con los bienes públicos, no usan correctamente las papeleras y contenedores de
basura, dañan los bancos y farolas, deterioran los parques y columpios de los
pequeños… ¡Lo público no es de nadie!
Tampoco faltan las paradojas
en el terreno político.
El partido andalucista que, durante su
gobierno y debido a una enorme deuda, pactó con el ministro Montoro un plan de recortes para 15 años, ahora no cesa
de criticar y censurar al gobierno de turno por estar aplicando esos recortes
obligatorios.
Un área de Medio Ambiente que,
siguiendo sus directrices ecológicas abandonó el peligroso herbicida glifosato,
ha montado con medios naturales unos preciosos jardines zen en la calle Bolonia,
pero al mismo tiempo ha dejado secarse toda la zona verde de la arboleda de
la plaza colindante, la Plaza de la Libertad, cuyo servicio se ha estado
prestando durante decenas de años por ser espacio peatonal de paso entre
barriadas.
Una concejalía de participación que ha ideado
diversos foros y actividades de participación, en los que casi nadie participa.
Se acusa a la ciudadanía de apatía y de no querer participar, la misma
ciudadanía que participa animosa cuando quiere y para lo que quiere. ¿Tal vez
falta autocrítica y auto-revisión de conceptos y procesos? ¿Por qué la
participación verdadera y el concepto de
participación va a ser exclusivo de un
grupito gobernante, y no han de valer otros conceptos de participación de la
ciudadanía, que, al fin y al cabo, es la que tiene que participar? Es ingenuo
poner la solución en un refrán: ‘Una buena capa todo lo tapa’, sea la capa de ‘la
ideología’, del ‘programa’, del ‘cambio’,
de ‘la cultura’, de ‘la tradición’,…
(1)
Refer. Paradojas E. Galeano (libro de los abrazos y
otros)