Cantidad de prácticas y costumbres, unas más
relevantes que otras, se mantienen en el mundo con el simple argumento de ser “tradiciones
culturales o religiosas”. La palabra
“tradición” se utiliza muchas veces como escudo mágico para que determinadas
prácticas sean aceptadas socialmente y se mantengan inamovibles.
“Tradición” significa pasar una noticia o
costumbre de unos a otros. Hay
tradiciones de todo tipo, para todos los gustos y muy diferentes según los
países. También conocemos sobradas tradiciones, algunas de obligado
cumplimiento, que conllevan violencia machista, ofensa a las mujeres o maltrato
a los animales, pero son defendidas a capa y espada por los poderes
fundamentalistas y machistas.
En todo caso, no puede olvidarse que las tradiciones fueron creadas un día y de
igual manera pueden cambiarse, o inventarse otras nuevas. Ahora los mayores y más interesados inventores de tradiciones son los Grandes Almacenes (día de reyes, día de los enamorados, día de la secretaria,…).
Es evidente que los tiempos han avanzado y hoy día existe una mayor conciencia de los
derechos humanos. Eso explica que también haya mayor resistencia hacia determinadas “tradiciones” que son vejatorias para cualquier
sector social (mujeres, niños, homosexuales,…) o para otros seres vivos (tala
de árboles, tortura de animales,…)
Una visión democrática entiende la cultura y
las tradiciones de un país como un conjunto cambiante de discursos y de relaciones
sociales. Es decir, que los valores y
las tradiciones culturales no son bienes intocables ni inmutables. Las tradiciones son siempre revisables y muchas veces condenables. Y, por supuesto, los derechos humanos deben primar siempre sobre
cualquier costumbre cultural o “tradición”.
Ejemplo del sentido de una tradición: Las doce uvas en Nochevieja. En 1882 la
clase burguesa en Francia solía
comer uvas en Nochevieja y brindar con champán, lo que también imitó la
burguesía española. Un grupo de madrileños decidió burlarse de esa burguesía en la Puerta del Sol comiendo uvas al
ritmo de las campanadas. En 1909, debido a un excedente de la cosecha de uvas en Alicante, aprovecharon la
ocasión para popularizar el consumo de uvas en la Nochevieja dándoles un toque
mágico: las “uvas de la suerte”. Y así se originó una tradición, entre ironía
y negocio, que mucha gente cumple creyendo
que aporta suerte y abundancia. Mira por donde, ahora en Huelva quieren
cambiar las uvas por fresas. Este sería
el esqueleto de la ‘tradición de las 12 uvas’.
Durante la Feria
de Puerto Real,
hemos visto, por ejemplo, que los partidos andalucistas (PA y AxSí) homenajearon en su caseta a unas jóvenes vestidas de
Reina y Damas de la Feria, entregándoles unos regalitos y una placa con inscripción de “agradecimiento por su labor en pro de esta
tradición”.
Una “tradición” que ha sido precisamente un tema de debate y polémica en este municipio
y en otros cercanos. Hay quien la defiende como una “tradición arraigada y
popular”, y quien la considera una práctica trasnochada, sexista y
discriminatoria, que contraviene las Leyes de igualdad.
Veamos. El tema de las Damas poco tenía que ver con
las Ferias originarias, que eran ferias
de ganado. Con el tiempo esas ferias se fueron diversificando e
incorporando otros elementos festivos. Y en algunas partes, imitando los Concursos de belleza, introdujeron la elección de Reina y
Damas de la Feria (entre chicas
jóvenes con buen aspecto físico, cierto poder adquisitivo y alguna afinidad).
Los concursos de
belleza se originaron en Estados Unidos y no se convirtieron en lo que son actualmente hasta
la Segunda
Guerra Mundial, cuando las «reinas de
belleza» se reclutaron para vender bonos y entretener a las tropas. En la
década de 1950, los concursos fueron
promocionados en las ferias como productos locales. Las chicas se lucían
durante unos días, emulando a las modelos de moda, vestidas de princesitas de
cuentos, como maniquíes expuestas a las miradas del público.
Efectivamente, eran otros tiempos, con otros valores,
roles y estereotipos femeninos. Lo extraño es que estas tradiciones
continúen en la actualidad, mientras criticamos con dureza costumbres de otras
culturas que denigran a las mujeres tapándoles la cara o negándoles la palabra.
Así y todo, se escuchan expresiones como
éstas: “dejad a las personas que hagan lo que quieran y que cada uno sea libre
de hacer cualquier cosa sin molestar a los demás”; “no se puede tirar por
tierra a unas personas que no hacen daño a nadie”; “a las chicas les hace mucha
ilusión”, …
¿De verdad no hace daño a nadie, al menos a la imagen de la propia
mujer? Por la misma razón están quitando las azafatas en la entrega de
trofeos en el ciclismo y en otros deportes, y están desapareciendo concursos de
este tipo…
En el
terreno de la mentalidad es muy difícil debatir. No obstante, ninguna tradición es respetable por sí
misma. Si es tradición quiere decir que ha nacido en una sociedad muy
lejana a ésta. Total, que es estupendo no mantener tradiciones siglo tras siglo, por eso
no seguimos siendo caníbales.
PUERTO REAL actualidad
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