Vaya semanitas que llevamos con el tema de Cataluña. La prensa, la
radio, la televisión, las redes sociales… Opiniones para todos los gustos,
reacciones, enfrentamientos, banderas al aire, chistes, movimientos de
empresas, contradicciones (lo que
quieran, pero al Barsa no me lo toquen). Curioso el ser humano, ¿verdad?
¿Y los políticos? Con sus insensatos juegos
de palabras amasando confusión. Unos y otros manoseando vergonzosamente los
mismos conceptos de democracia, represión, dictadura, libertad y justicia. Inútiles
para ejercer la política con dignidad y, sin embargo, capaces de generar falsas
ilusiones, temores, frustraciones, sufrimientos y preocupaciones a la ciudadanía. ¡Horroroso espectáculo del
disparate!
Almudena Grandes comentaba: Nos hallamos a merced de dos gobiernos muy semejantes, separados por una diferencia fundamental. El que preside Rajoy es nefasto, autoritario,
encubridor de sus propias corrupciones y profesional. El que preside Puigdemont
es nefasto, autoritario, encubridor de sus propias corrupciones y aficionado.
Mientras tanto, un manto de silencio ha cubierto otras realidades: El hijo Pujol
Ferrusola negociando con el fiscal para rebajar su condena; los tribunales detallando
la trama corrupta de la Gürtel y evidenciando los amaños y Caja B del Partido
Popular; pateras de inmigrantes llegando en masa a las costas andaluzas, salvo
las víctimas que se tragó el mar durante la travesía; otros devueltos en caliente
ilegalmente a sus países de origen; 21.000 personas muertas en 2017 esperando
las prestaciones de dependencia establecidas por ley, que nunca les llegaron; 16.842
familias que perdieron su casa durante este año, con Andalucía a la cabeza (4.525
desahucios); casi un millón de accidentes laborales en 2017, entre las personas
que tienen la dicha de trabajar; etc.
¿Qué lugar ocupan estas otras realidades preocupantes? ¿A quién preocupan? Y todo esto sin salirnos de nuestro país.
Por cierto, si miramos a nuestro municipio,
¿cuáles son actualmente las preocupaciones
principales en Puerto Real?
¿A quién se lo podemos preguntar? ¿A los
partidos políticos, a las peñas, a las asociaciones de vecinos, a los medios de
comunicación locales, a las parroquias…? ¿O mejor no les preguntamos a esos
colectivos, porque no terminamos de fiarnos de sus informaciones? Pues la
realidad, que se mezcla con intereses, se desfigura.
¿O cada familia tiene sus preocupaciones y punto pelota? Porque haberlas, haylas...
Salud, trabajo, vivienda, situación familiar, hijos,…
La gente de Puerto Real es comunicativa y de
corazón grande. Y se supone que tendrá preocupaciones personales, familiares y
también a nivel colectivo. ¿O no?
Cuando discutimos en los bares, ¿es porque
son temas que nos preocupan?
Dejemos, pues, la pregunta abierta. Tal vez
nuestras respuestas indiquen también el nivel de nuestra conciencia ciudadana.
En todo caso, ¡qué suerte la de saber
discernir y jerarquizar los males y los diversos tipos de preocupaciones!
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