Son diversas y notorias las sensaciones ante los resultados electorales: reacciones
de rabia, sorpresa, enfado, contento, dudas, desilusión, fracaso, resignación…
Quizás
sirvan algunas reflexiones elementales:
1. Los resultados no son producto de un fenómeno
atmosférico, no los trajo un
golpe de viento, ni son fruto de un sorteo o de una lotería. Son votos que
personas adultas introdujeron voluntariamente en las urnas y se contabilizaron
según la (discutida) ley electoral. Nadie obligó a nadie a votar o a no votar. Nos guste o no, esos
son los resultados y son expresión ciudadana.
2. Una cosa es la imaginación y otra la
realidad. Mucha gente, de unos
partidos y de otros, hizo sus elucubraciones a tenor de las circunstancias
(cansancio de tantas elecciones seguidas, rebote por no pactar los políticos…).
Pero una cosa son las fantasías, las ilusiones, los prejuicios y otra cosa es
la realidad.
Sucede también con las frases
bonitas: “En España hay una democracia consolidada”, “Cádiz es una provincia
de izquierdas”, “Estamos hartos de políticos corruptos, que están al servicio
de los ricos”… Pero, al final, los hechos desmienten teorías poco
fundamentadas.
Cualquiera que observe
los resultados dudará de todas esas frases: En esta provincia, la mitad de
los votos fueron exactamente para el llamado bloque de derechas y la otra
mitad para el llamado bloque de izquierdas. Incluso en el reparto de los 9
diputados ha ganado la derecha 5 a 4. Sin olvidar que VOX ha quedado el
segundo. ¿Cómo es posible que en Cádiz tenga tanto respaldo un partido totalitario,
machista y xenófobo de ultra-derecha? ¿Cómo explicar los 2.270 votos obtenidos
por VOX en Puerto Real? ¿Cómo puede ser que en Andalucía quedara segundo el PP,
después de tantos años de corrupción y engaños? Pues, esa es la realidad y no
otra.
3. No se vota sólo desde la razón. La gente no vota sólo desde la lógica y la razón,
también vota desde la emoción y los sentimientos. Por eso tienen tanto efecto
las campañas electorales, la publicidad, las opiniones de los tertulianos, los
mensajes televisivos. Por eso se esfuerzan tanto los políticos para llegar a
los sentimientos y a las pasiones, aunque sea con mentiras y datos falsos. Por
eso lanzan tantas promesas a la población y a la vez tantos insultos a los
adversarios, por eso pasean por los mercados dando besos y abrazos, por eso
crean argumentos catastrofistas para originar miedo… Un estudio de Avaaz
y Metroscopia concluye que 10 millones de votantes recibieron contenidos
falsos por las redes antes de las elecciones generales de abril en España. Por eso cuanto
más astuto es un politico, más se aprovecha de la ingenuidad de la gente.
A modo de conclusión: Tal vez las elecciones son un baño de realidad. No
se trata de resignarse ni de angustiarse, pero sí de ser conscientes de lo que hay, sin fantasías
ni suposiciones. Partir de nuestra realidad nos ayudará a realizar mejores
análisis, para trabajar por un cambio a mejor, para aplicar políticas sensatas y hacer frente a posturas antidemocráticas, para defender otros valores y actitudes
en los diversos colectivos en los que nos movemos. Una misión de los políticos y de toda la ciudadanía.
OBSERVACIÓN INTERESANTE: Lo decía una señora en la puerta del mercado. ¿Para qué nos hacen votar a millones
de españoles, si luego un puñado de dirigentes políticos decide si permiten
gobernar o no y si nuestros votos valen o no valen. Pues, a la próxima, que voten
ellos solos, que saldrá más barato. ¿Y a eso le llaman democracia…?
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